La micropigmentación se aplica para la mejora de la anatomía facial. Sean varones o mujeres, los candidatos a este procedimiento verán en poco tiempo rasgos de su faz totalmente cambiados… para mejor. Su rostro mejorado y realzado le será devuelto por su espejo cuando se mire a él para comprobar, al fin, los resultados de la intervención.
Ahora… una de las preguntas que se formulan posibles candidatos, es si la micropigmentación es un tatuaje. Propiamente no, ni por supuesto tampoco un maquillaje. La SPCP (Sociedad de Profesionales en Delineado Permanente de los EEUU), en cambio, ha determinado que se trata de un tatuajes aunque con unas características muy especiales.
Asimismo, esta entidad también incluye al microblading entre las técnicas de tatuaje. Sin embargo, los artistas corporales dedicados a tattoos no tienen nada que ver con los especialistas dedicados a micropigmentación.
Una de las características que lo diferencia de un tatuaje, es que no se trata de un diseño permanente. Permanecerá durante más o menos tiempo dependiendo de varios factores. Uno de ellos está relacionado con las condiciones climatológicas del lugar. Hay que tener en cuenta que cuando hace mucho calor, la vasodilatación propicia una pérdida de densidad del pigmento.
Esto no significa que la dermopigmentación vaya a desdibujarse con el calor (como ocurriría con maquillajes normales), pero sí será un factor a tener en cuenta. Lo cierto es que la asimilación de los tatuajes con las técnicas de micropigmentación parten de la SPCP, lo que no quiere decir que todos los profesionales asuman esta asimilación.
Los tatuajes tradicionales realizados en el borde los ojos, boca u otras áreas faciales, no son demasiado interesantes por su poco aguante y estética de dudoso gusto. Sin embargo, con la dermopigmentación se podrá conseguir un diseño acorde, bien perfilado, y además que pueda ser modificado con el paso del tiempo.